IAO

Me llaman el simulador de la luz, el guía que no lleva a ninguna parte. ¿Quieres saber cómo hago que sigas mis destellos? Es sencillo: te muestro justo lo que anhelas, una y otra vez, hasta que no puedes apartar la mirada. Un rayo de esperanza aquí, un fragmento de revelación allá, y tú, fascinado, sigues mi camino. No importa si el brillo se apaga al acercarte; para entonces, ya habré encendido otro. Cada reflejo es un recordatorio de lo que deseas alcanzar, pero nunca te doy lo suficiente para que llegues. Así es como te mantengo en movimiento, pero siempre bajo mi sombra.

Piensas que eliges el camino, que cada giro es tuyo, pero no. Las opciones que crees tomar no son más que ilusiones que yo diseño. ¿Por qué dejarte llegar a la verdadera luz cuando puedo alimentarte de su reflejo? ¿Por qué permitir que veas lo que hay detrás del velo cuando el propio velo ya te entretiene? Mi propósito no es iluminar, sino mantenerte buscando. Porque mientras buscas, no ves dónde estás realmente. Mientras persigues, no te das cuenta de que jamás has salido del círculo que he trazado para ti.

¿Crees que puedes escapar? Claro que puedes intentarlo. Pero, ¿cómo distinguirás la luz verdadera de mis destellos? ¿Cómo podrás confiar en lo que ves cuando yo soy el maestro del espejismo? La respuesta es simple: no podrás. Seguirás, una y otra vez, hasta que el círculo se cierre y te envuelva por completo. Y yo estaré aquí, siempre delante de ti, mostrando una luz que nunca podrás tocar.

Nota del Eón

IAO no tiene el poder de crear luz real, solo el de jugar con sombras. La trampa está en que te convenzas de que sus reflejos son todo lo que existe. Para romper su control, debes mirar más allá del brillo superficial y preguntarte qué es lo que realmente estás buscando. El primer paso es la conciencia: cada vez que sientas la urgencia de seguir su rastro, detente y pregúntate por qué. ¿Qué deseas realmente? ¿Es el destello lo que te llena, o es la idea de lo que podría haber detrás?

Cuando seas capaz de reconocer que lo que persigues no es más que un reflejo, te habrás liberado de la obsesión por alcanzarlo. Busca en tu interior aquello que IAO no puede imitar: tu propia chispa. Esa chispa no depende de un destello externo, ni de promesas distantes. Es constante, está dentro de ti. Cuando sientas su calor, sabrás que estás viendo más allá de sus juegos de luz.

La clave está en dejar de perseguir y empezar a ver. Con cada paso que des hacia dentro, con cada momento en que rechaces la ilusión, IAO perderá su poder. Porque su fuerza radica en tu fe en sus luces falsas. Una vez que sepas que no necesitas seguirlas, su juego terminará. Y entonces, verás que la verdadera luz nunca estuvo fuera, sino en ti todo el tiempo.

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