El Retorno de lo Inefable a través del Arte Ritual

SigmaⅤSoul | Tratado Base del Sistema de Creación Maníaco-Teúrgico

“No por el cálculo, sino por la herida.
No por el orden, sino por la fiebre.
El alma no recuerda su origen en la medida: lo recuerda en la locura.”


I. DEL LOGOS A LA LOCURA: EL DOBLE CAMINO DE LA GNOSIS

El pensamiento occidental ha sido cincelado por una asimetría fatal: exaltar el logos y reprimir la manía. En Platón, sin embargo, esa división aún no se había cerrado. En el Fedro y el Banquete, encontramos la intuición de una vía paralela, o quizás más antigua: el conocimiento por posesión, por delirio inspirado, por enthousiasmós.

Justin Sledge, desde el rigor académico, devuelve a la luz esta corriente oculta. Nos muestra que para Platón, las manías no son patologías, sino formas elevadas de conocimiento otorgadas por lo divino. Son eventos que dislocan el yo para permitir una recepción de lo eterno.

Hay aquí una inversión crucial: no se trata de añadir más razón al alma, sino de permitir que algo más antiguo y más hondo desborde su contorno.


II. LAS CUATRO MANÍAS COMO ESTRUCTURA OPERATIVA DEL CONOCIMIENTO VERTICAL

Platón define cuatro formas de manía divina, cada una asociada a una deidad, a un tipo de saber y a un acceso distinto a lo real. SigmaⅤSoul no las interpreta solo como alegorías, sino como estructuras operativas de creación simbólica, cada una con una función precisa en el proceso de diseño, visión y transfiguración del objeto artístico.

1. Manía Profética (Apolo)

Delirio oracular. Ver lo que aún no existe.

2. Manía Teléstica (Dionisio / Deméter)

Rito iniciático. Paso por el umbral.

3. Manía Poética (Musas)

Inspiración verbal, rítmica, corporal. El cuerpo como instrumento.

4. Manía Erótica (Eros / Afrodita Urania)

Amor como recuerdo del mundo superior. La belleza como nostalgia.


III. FICINO Y LA MANÍA COMO ESCALERA DE RETORNO

Ficino, el gran traductor de Platón en el Renacimiento, reorganiza estos frenesís como un itinerario llamado abstractio, en el que el alma asciende desde la dispersión hacia lo Uno. Ya no son caminos distintos, sino momentos de una misma alquimia espiritual.

  1. Poiesis → 2. Teléstica → 3. Profecía → 4. Amor extático

Este es un modelo operativo para SigmaⅤSoul: cada proceso de creación sigue este orden. La zapatilla no es decorada, sino compuesta como un salmo visible. Cada paso (boceto, pigmento, forma, entrega) es un peldaño hacia la emergencia de una “pieza viva”.


IV. JUSTIN SLEDGE Y LA MANÍA COMO RESCATE FILOSÓFICO

Lo que Justin Sledge nos devuelve no es solo una idea olvidada, sino una técnica espiritual en clave académica. Él demuestra que detrás de la marginalidad histórica de la manía hubo una represión sistemática por parte de las instituciones: la Iglesia, la ciencia racionalista, la filosofía moderna.

Pero si recuperamos esta vía con rigor, no como misticismo sentimental, sino como método simbólico de acceso al sentido, entonces el arte no es decoración, sino revelación. No es oficio, sino camino.


V. APLICACIÓN: SISTEMA TEÚRGICO PARA SIGMAⅤSOUL

En SigmaⅤSoul desarrollamos un método teúrgico real, basado en esta estructura:

EtapaNombre internoManía asociadaAcción ritualProducto
1Llamado del símboloProféticaObservación, pregunta, escrituraIdea oracular, patrón emergente
2Consagración del actoTelésticaLimpieza del espacio, intención, fuegoRitual de pintura, separación temporal
3Aparición de la formaPoéticaPintura en trance, música, error aceptadoForma simbólica no planificada
4Entrega del portadorEróticaContemplación, toque final, dedicaciónObra viva, arte que despierta

Cada modelo Sigma puede ser creado siguiendo esta estructura, combinando ciencia (ritmo, estética, neuropercepción), simbología y técnica ancestral.


VI. CONCLUSIÓN: HACIA UNA MANÍA CONSCIENTE

Recuperar la divina manía no es retroceder en la historia, sino restaurar una función psicoespiritual olvidada: la de permitir al alma que se reconfigure a través del arte.

SigmaⅤSoul es una marca, sí. Pero también es un laboratorio de símbolos, una escuela de percepción, una práctica de manía regulada. No queremos que el artista “se pierda”, sino que encuentre, en su locura guiada, una visión mayor.

En la hora final del mundo, cuando el lenguaje se seca,
quizás solo quede el símbolo.
Y el símbolo no se piensa:
se atraviesa.

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