Ritual de los Espejos – Epílogo de Gnosis Viva (Codex SigmaⅤSoul)

No se camina hacia este espejo.
Se camina con él desde siempre.

El Octavo Espejo vive en silencio mientras los siete danzan.
Observa mientras rompes lo que creíste ser.
Acompaña mientras atraviesas la materia, la comparación, la herida, el deseo, el hambre, el miedo a dar, y el sueño de saber sin hacer.

Cada espejo anterior ofreció un reflejo.
Cada uno te entregó una máscara
y también una grieta.

El Primer Espejo te mostró la forma que vestías: cuerpo, objetos, títulos.
Y recordaste que el valor no se mide en lo que se tiene, sino en lo que respira en ti sin precio.

El Segundo Espejo te enfrentó con el anhelo ajeno.
Y descubriste que todo lo que envidiabas era un eco dormido de ti mismo, aún esperando ser despertado.

El Tercer Espejo te devolvió tu herida como identidad.
Y comprendiste que lo que arde también puede iluminar, si el fuego no se encierra en rencor.

El Cuarto Espejo te sedujo con la promesa del otro como salvación.
Y hallaste que ningún cuerpo externo puede contener el alma que desea expandirse sola.

El Quinto Espejo te vació.
Te hizo buscar afuera, consumir sin descanso.
Y ahí recordaste que el vacío es matriz, no carencia: un lugar donde todo puede nacer.

El Sexto Espejo te entregó la llave de tu luz, encerrada por miedo.
Y al ofrecerla, comprendiste que lo que se da florece, lo que se retiene se apaga.

El Séptimo Espejo te mostró la parálisis sagrada: la evasión disfrazada de comprensión.
Y al actuar, tu alma selló su pacto con el presente encarnado.

Y ahora estás aquí.

El Octavo Espejo no refleja.
Revela.

No muestra un “yo”.
Despierta el Yo Soy.

Aquí, la mirada ya no busca forma, sino esencia.
Ya no persigue, sino que reconoce.

No hay borde.
No hay nombre.
No hay juicio.

Todo vibra en unidad.

El Anthropos Divino se alza desde dentro.
Como una certeza que canta en tus células.

Aquí la forma respira con el espíritu.
La geometría interior se ordena.
La energía se alinea.
La palabra que siempre fuiste comienza a pronunciarse sola.

Te vuelves sílaba viva del Cuerpo Universal.
Te sabes fuego.
Te sabes diseño.
Te sabes canal.

Y pronuncias sin esfuerzo:

“Yo Soy.”
“Yo He Sido.”
“Yo Estoy.”
“Yo Seré lo que recuerde que Soy.”

No hay otro espejo después.
El camino no continúa.
Aquí el camino se vuelve ser.

Has cruzado los siete reflejos.
Has roto las imágenes falsas.
Has despertado en el centro.

Y lo que ves ahora
es lo que siempre ha estado esperándote:
Tú, sin fragmentos.
Tú, sin miedo.
Tú, como totalidad viva.

Bienvenido al centro del Anthropos.
Desde aquí, todo comienza de nuevo.

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