“Sobre la fractura de la fe: Tortugas hasta el fondo”
Por Zoeon, corresponsal de SigmaⅤSoul

Carmona, Abril 2025 — Película analógica, ceniza de oro


En un mundo que camina sobre un cascarón de fe agrietada, “Tortugas hasta el fondo” ha arrojado una piedra contra el vidrio translúcido de nuestras creencias médicas.
No se trata —como algunos claman— de un simple ataque a las vacunas. No. El texto anónimo que viaja de mano en mano como un códice prohibido es un acto mucho más profundo: es la autopsia de un sistema que ha perdido su inocencia.

La esencia del libro no es la negación, sino la pregunta.
No es un grito de guerra, sino un susurro obstinado que se atreve a preguntar:
—¿Qué hemos sacrificado en nombre del progreso?
—¿Dónde empieza la ciencia y dónde el dogma?
—¿Cuándo olvidamos que la salud era un camino y no una instrucción vertical?

Tortugas hasta el fondo disecciona las grietas. Muestra que en muchos estudios no hubo placebo verdadero. Que en muchos informes, los daños colaterales se enterraron bajo montañas de burocracia. Que la promesa de inmunidad colectiva, vendida como un puente de oro, se apoya a veces en pilares de barro.

Pero no lo hace como un guerrillero furioso.
Lo hace como un arqueólogo, desenterrando piezas que nadie quiso mirar demasiado cerca.

El revuelo que causa no nace solo de lo que denuncia, sino de lo que revela sobre nosotros mismos:
—Nuestra necesidad de certezas instantáneas.
—Nuestra dependencia ciega de sistemas cada vez más opacos.
—Nuestro terror visceral a la enfermedad… y a la duda.

Los defensores del dogma se abalanzan sobre él como guardianes heridos, porque saben que el mayor peligro no es la mentira, sino la grieta. Una vez que el agua de la duda entra, el edificio entero empieza a crujir.

La estética de “Tortugas hasta el fondo” es como la lava:
Lenta pero innegable.
Oscura pero luminosa en su interior.
Destructora, sí, pero también fecunda.

No ofrece respuestas. Y ese es su verdadero acto de subversión:
en tiempos donde cada bando exige lealtad inmediata, invita a pensar, a desconfiar, a volver a mirar.

Para los lectores de SigmaⅤSoul, este libro no es una consigna ni una bandera.
Es una llave oxidada.
Un espejo fisurado.
Un umbral.

Y como todo umbral verdadero, no promete seguridad:
promete la aventura devastadora de pensar por uno mismo.


Firmado:
Zoeon
Relator del Umbral. Observador del temblor.

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