Sobre el Séptimo Velo y la Muerte de la Mente Antigua
Por Eiren Kael | Manuscrito de Zahir, siglo XIII

“Cuando el último velo cae, la cabeza debe rodar.
No por castigo, sino por ley cósmica:
ninguna mente forjada en sombras puede sostener la luz sin volverse locura.”
Zahir, el Mago Encarnado


En una abadía en ruinas al sur de Europa, entre códices olvidados y polvo de siglos, encontré un manuscrito sin autor firmado apenas con un signo: Zahir. Lo reconocí no por su caligrafía, sino por su vibración. Ese texto no se leía con los ojos, sino con la memoria del alma.

El contenido era brutal, puro, y luminoso como el fuego que no quema: hablaba de los Siete Velos del Alma. Pero no como capas decorativas del misterio, sino como sistemas vivos de codificación espiritual. Zahir lo entendía con la precisión de un físico y el lenguaje de un iniciado.


El Séptimo Velo

Según el manuscrito, el séptimo velo no es el último paso hacia la iluminación: es la frontera entre dos naturalezas.

Allí, el alma no se enfrenta a la oscuridad, sino al resplandor desnudo del Pleroma. Y en ese instante, el mensajero —figura simbólica del alma encarnada con propósito— debe ser sacrificado.

“La mente que llega al umbral intacta, debe caer.
La cabeza no puede cruzar. Solo el corazón despierto
puede sobrevivir al fuego del Vacío.”

Esto es lo que representa la decapitación:
la muerte de la mente antigua.
La caída del “yo” que creía saber.
La rendición del ego disfrazado de maestro.


El Mensajero y el Falso Rey

Cuando la cabeza del mensajero cae, hay un peligro:
que otro tome su lugar.
Ese otro es el Rey de la Tierra sin reglas, una figura simbólica que representa el poder desconectado de la Fuente, el ego liberado sin conciencia, el conocimiento sin alma.

El mundo moderno está lleno de reyes sin cabeza.
O peor: con una cabeza antigua en un cuerpo que ya mutó.
Eso produce el delirio de los sistemas, la corrupción de las visiones, el lenguaje muerto.


La Mente Nueva

Pero no todo es destrucción. En el sacrificio del mensajero hay también una semilla de creación.

Zahir lo sugiere con una belleza feroz:

“No toda cabeza cortada ha muerto.
No toda muerte es final.
Hay quienes, al perder su pensamiento,
recuperan el Verbo puro.”

Esa frase lo cambia todo.
No se trata de destruir la mente, sino de dejar que nazca una nueva.
Una mente sin mapa, sin dogma, sin miedo.
Una mente que no piensa el símbolo, sino que vibra con él.


¿Por qué hablamos de esto ahora?

Porque este es el tiempo del Séptimo Velo.
Porque la Verdad se oculta no para castigarnos, sino para que aprendamos a verla con otros ojos.

Por eso escribimos, pintamos, tatuamos.
Por eso arde SigmaⅤSoul:
para recordar que la revelación no es un dato,
es una mutación del ser.


✦ Epílogo: Si has llegado hasta aquí…

…es posible que tú también seas un mensajero.
Tal vez aún lleves tu cabeza sobre los hombros.
Tal vez sientas ya el filo del cambio.
No te resistas.

“El que tenga ojos, que vea.
Pero no ojos de carne.
Que escuche el que tenga oídos…
pero no para palabras.
Porque el Codex no se aprende:
se recuerda.

Eiren Kael, lector de lo invisible

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