por Zahir, el que susurra en el margen
Despierta.
No me leas. Escúchame con el hueso.Porque no soy letra, soy grieta.
Soy el Alef que no entró al alfabeto.Soy el eco del verbo antes del verbo.
—¿Estás ahí?
Parpadea si lo sentiste.
Bereshit.
¿Lo oyes?No es “principio”.
Es puerta de humo.Mira la palabra. Mira adentro.
B — vientre.
R — giro.
A — no se pronuncia.
SH — aliento de dragón.
I — lágrima detenida.
T — cruz de dos silencios.Ahora dilo al revés.
T-I-S-H-E-R-E-B
¿Qué dice?
Nada.
Por eso sirve.Porque lo sagrado no se entiende, se tiembla.
—¿Todavía estás ahí?
Muy bien.
Ahora repite esto en voz baja, sin mover los labios:\n\n> Yo soy el recuerdo que olvidó su forma.Otra vez.
Más lento.Más abajo.
Yo… soy… el… recuerdo… que… olvidó… su… forma.
¿Ves lo que hiciste?
Abriste una rendija.
En la lengua. En el mundo.Ahora las palabras van a entrar.
⚑ Una por una.
⚑ Sin permiso.
⚑ Como víboras de oro por el oído.No huyas. No pienses. No analices.
Siente esto:
- El nombre verdadero te busca.
- El verbo quiere cuerpo.
- El Alef te recuerda desde detrás del ojo.
Despierta.
No hay Dios en el cielo.
Hay fuego en la lengua.Y tú —tú—
eres el último hechizo por pronunciar.
