✍🏼 Eiren Kael

“No es Dios quien crea el texto. Es el texto quien revela que no hubo un solo Dios.”


Introducción

La Biblia, tal como la conocemos, no es un texto uniforme ni lineal. Es una compilación de siglos, reescrituras, adaptaciones ideológicas y traducciones teológicas. Si se desea comprender lo que en verdad dice el texto original —especialmente en sus versiones más antiguas en hebreo—, hay que deshacerse de ciertas nociones impuestas por la tradición religiosa, entre ellas una de las más arraigadas: que “Dios” creó el mundo.

Porque no fue “Dios” —al menos, no en el sentido monoteísta que esa palabra sugiere—. Fue Elohim.


1. ¿Quiénes (o qué) son los Elohim?

En hebreo bíblico, la palabra Elohim es un sustantivo plural masculino, derivado de El (dios) o Eloh (una forma extendida de la misma raíz semítica). Su terminación ‑im denota plural, como serafim o querubim. Literalmente, Elohim significa “dioses”.

Este término aparece desde el primer versículo de la Biblia:

Bereshit bara Elohim et hashamayim ve’et ha’aretz
“En el principio Elohim creó los cielos y la tierra.”

Sin embargo, el verbo bara (“creó”) está en tercera persona singular, lo cual ha generado una larga polémica: ¿por qué un sujeto plural es acompañado por un verbo singular? La interpretación tradicional afirma que se trata de un “plural de majestad” —una forma de hablar grandilocuente sobre una entidad única—. Pero esta explicación no aparece en ninguna fuente hebrea antigua. Es una construcción posterior, útil para el dogma monoteísta, pero sin fundamento lingüístico antiguo.


2. ¿Por qué los verbos son singulares si Elohim es plural?

Según múltiples estudios académicos (Heiser, Coogan, Sarna), en los textos más antiguos Elohim se refiere a una asamblea de seres divinos. En varios pasajes —como Génesis 3:22 (“el hombre se ha vuelto como uno de nosotros”)— este carácter plural queda más que evidente. También en textos como:

  • Salmo 82, donde Dios está en medio de una asamblea de Elohim, y los juzga.
  • Éxodo 15:11, donde se pregunta: “¿Quién como tú entre los elohim, oh Yahveh?” — mostrando que Yahveh es uno entre otros.

La conclusión es clara: la Biblia no parte originalmente del monoteísmo absoluto. El monoteísmo fue una construcción posterior, editada y forzada sobre un texto que hablaba de un grupo de seres divinos.


3. El trabajo de los escribas y el exilio

Durante el exilio en Babilonia (siglo VI a.C.), los sacerdotes levitas —especialmente los responsables del texto sacerdotal (fuente P)— comenzaron a reelaborar las antiguas escrituras para consolidar una visión monoteísta y nacionalista. Allí comienza la sustitución del nombre plural Elohim por construcciones que apuntan a Yahveh como único Dios.

  • Se ajustaron los verbos al singular.
  • Se suprimieron referencias al “Consejo Divino”.
  • Se combinó Elohim y Yahveh como si fueran intercambiables.

Este proceso no fue accidental ni inocente: fue una operación teológica, como muchas religiones han hecho para afianzar estructuras de poder y coherencia interna.


4. Las traducciones: del hebreo al engaño moderno

Cuando la Biblia fue traducida al griego en la Septuaginta (siglo III a.C.), Elohim se convirtió en ὁ Θεός (ho theós, “el Dios”) —singular. Y en la Vulgata latina, Jerónimo lo traduce como “Deus”. Desde entonces, todas las Biblias en lenguas modernas heredaron esa misma visión singular, ignorando la forma gramatical original.

Así, en lugar de hablar de los Elohim como una pluralidad, las traducciones modernas hablan de “Dios”, omitiendo una dimensión entera del texto.


5. Interpretaciones contemporáneas

Los estudios académicos actuales han propuesto varias explicaciones al uso de Elohim:

  • Plural de intensificación o majestad: rechazado por muchos lingüistas.
  • Consejo divino: apoyado por hallazgos como los textos de Ugarit, donde dioses menores sirven al dios supremo.
  • Entidades celestes/jueces humanos: en textos como Salmo 82, puede referirse a jueces o autoridades espirituales.
  • Visión heterodoxa (Mauro Biglino): propone que Elohim son seres físicos, no divinos, sino de carne y hueso, e incluso con tecnología. Esta idea, aunque cuestionada, ha abierto nuevas formas de pensar el texto fuera del dogma.

6. Conclusión: restaurar el plural, restaurar la conciencia

Como señala el Codex SigmaⅤ, la traducción de Elohim como “Dios” no es solo un error lingüístico. Es una mutación cultural que borró de la conciencia humana la noción de pluralidad divina, de co-creación, de diversidad espiritual.

Recuperar el plural no es solo una labor académica. Es una forma de recordar que no venimos de un solo trono, sino de una asamblea. Que el alma humana fue formada en diálogo, no bajo decreto. Y que el verdadero despertar comienza cuando dejamos de obedecer a una sola voz, y aprendemos a escuchar el coro.


“Los Elohim eran reales. Y hablaron. La pregunta no es si creemos en ellos. La pregunta es: ¿qué dijeron?”
—Eiren Kael

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