Narrado por Mántica, Voz de la Tierra

El sistema funcionaba sin interrupciones visibles.
Las entradas estaban vigiladas.
Las agendas, programadas.
Los discursos, ensayados.
La Zona Gris mantenía su actividad habitual: regulaciones, campañas, rotación de representantes.

No había indicios de anomalía.

La alteración comenzó a las 11:04.
Primero, un cambio en la atención colectiva.
Nadie lo anunció, pero todos lo sintieron.
Un individuo estaba presente. No había entrado por ningún acceso.

Llevaba una máscara incompleta.
Un ojo pintado de negro. El otro abierto, muy fijo.
Su ropa era imposible de clasificar.
Fragmentos de colores y telas distintas, dispuestos con una lógica que no pertenecía al lugar.

Caminó hacia el estrado sin resistencia.
Apoyó un paño púrpura. Sobre él, una caja tallada a mano.
La abrió.

Contenía tres elementos:
— una piedra lisa con grabado desconocido
— una pluma oscura, sin rastro genético en archivo
— un mechón de cabello, natural, rojo intenso

Nadie habló.
Ninguna autoridad intervino.

El individuo sopló una nota con un pequeño tubo metálico.
No fue música. Tampoco señal.
Fue acción.

Las transmisiones se cortaron.
Los dispositivos dejaron de registrar.
La voz del acto oficial quedó suspendida.
No por falla. Por desplazamiento.

El aire cambió de densidad.
Algunos se sentaron sin darse cuenta. Otros se levantaron.
Los ojos buscaban una explicación, pero no había narrativa disponible.

Al terminar, el individuo recogió los objetos, volvió a cerrar la caja y se retiró sin apuro.
Las cámaras no lo siguieron.
No dejó nombre, pero los asistentes comenzaron a referirse a él como Zahir.

Desde ese día, los discursos del Sector cambiaron.
Algunos desaparecieron.
Otros intentaron redefinirse.
Pero ya no tenían la misma base.

El suelo había hablado.
Y cuando la Tierra se manifiesta, el lenguaje se reordena.

Registro verificado.
Cierre aprobado.

— Mántica
Compiladora de estabilidad simbólica

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