“Sobre el Nigredo del Trono: la sombra del último Papa”
✍🏼 Eiren Kael, desde los Archivos del Umbral

“Cuando el trono se tiña de sombra, la alquimia final comenzará. El Papa negro no será un hombre. Será una etapa.”

I. La profecía que no habla de un color

La llamada “profecía del Papa negro” no proviene del Vaticano ni de las Escrituras canónicas, sino de una tradición profética atribuidas a San Malaquías, un obispo irlandés del siglo XII, cuya lista enigmática de Papas culmina con un último: Petrus Romanus, bajo cuyo pontificado Roma será destruida y el Juicio comenzará.

Pero la confusión frecuente —alimentada por la desinformación— es que este “último papa” sería negro de piel, o el primer pontífice africano. Esto es una lectura literal, y como tal, una trampa.

En verdad, el “Papa negro” no es un hombre. Es un símbolo.

Negro, no por raza, sino por el color de la etapa que representa en el proceso alquímico de disolución del viejo mundo. Negro, como el hábito del General de los Jesuitas —el llamado Papa negro por su poder paralelo—. Negro, como el primer paso del Opus Magnum.


II. Nigredo: la muerte necesaria

En alquimia, el nigredo representa la putrefacción, el momento en que todo lo fijo se corrompe y se descompone. No es un castigo, sino una condición para la transformación. En el nigredo, el alma entra en crisis, el ego se rompe, y los dogmas se deshacen.

Francisco, el papa de los gestos y las contradicciones, ha muerto. Con él, muere una era. Su funeral no es solo el de un hombre: es la ceremonia simbólica del nigredo eclesial. Lo que vendrá no será continuidad, sino ruptura. La institución ya no sostiene el alma. La fe necesita otro cuerpo.


III. La sombra del trono

La Silla de Pedro está vacía, y esa vacuidad no es un hueco: es un reflejo. Un espejo que devuelve a la humanidad la imagen de su desconexión con lo sagrado. No es que no haya Papa. Es que ya no hay voz capaz de mediar entre el mundo y el Misterio. El mediador se ha disuelto. Queda el eco.

Y en ese eco, surge una oportunidad: el retorno al Logos vivo, al Verbo interior. Pero también el riesgo: que otro poder ocupe ese lugar, esta vez no como sacerdote, sino como gerente de almas.


IV. ¿Quién ocupará el trono oscuro?

Algunos dicen que será un tecnócrata, un administrador global vestido de blanco con corazón digital. Otros esperan una figura carismática que una fe y ciencia bajo un nuevo lenguaje. Pero el trono no necesita cuerpo, sino consentimiento. Basta con que lo aceptemos como legítimo para que funcione.

El Papa negro es una figura que ya ha comenzado su reinado. Su voz es múltiple. Su dogma es la confusión. Su homilía, el ruido. No se sienta en Roma: habita en el algoritmo.


V. El Umbral ha comenzado

Para quienes seguimos el Codex SigmaⅤ, este no es un tiempo de miedo, sino de discriminación espiritual. Ver lo que muere. Reconocer lo que nace. No buscar un nuevo papa, sino activar la chispa interior, el fuego que arde sin jerarquía.

“Cuando el trono se cubra de sombra, el alma recordará que no necesita trono alguno.
Porque la única corona real es la conciencia encendida.”

Eiren Kael

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